San Valentín
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
Este viernes 14 de febrero celebramos a San Valentín, patrono de los enamorados. Ese santo fue un sacerdote católico que, en las persecuciones a católicos en la Edad Media, se dedicaba a bendecir matrimonios en secreto, para que los futuros esposos no fueran asesinados.
Hoy, en muchas partes del mundo los cristianos son perseguidos por su fe. En África, se habla ya de un genocidio. Ser consecuente con la propia fe, y vivirla en libertad, no es nada de fácil. En materia de amor, otro tanto. Quienes se aman deben renovar constantemente su amor mutuo. El exceso de ocupaciones, distracciones, rutina, golpea y desgasta el amor, lo vuelve insípido, hasta que finalmente muere.
Hablamos de amor en tiempos difíciles. Parafraseando a García Márquez, en “tiempos de cólera”. Pero, porque son tiempos complejos, tanto más importante es reforzar lo más importante que tenemos: la propia familia, el matrimonio, las personas que amamos.
El día de San Valentín está dedicado a aquellos hombres y mujeres que han encontrado en el otro un complemento y están dispuestos a “jugarse” por él o ella. No es tarea fácil. Supone renuncias, generosidad, humildad, empatía y proactividad.
Renuncias, para dejar espacio al otro en la propia vida. Se crece con y por el otro. Estamos llamados a complementarnos, y la unión entre el hombre y la mujer habla de ese complemento esencial para la vida. La totalidad del ser humano se da en la complementariedad del hombre y la mujer. Y eso lo descubrimos día a día en personas que se aman.
Se requiere un corazón generoso. Sólo dando se recibe más. Para la vida matrimonial es clave ser generosos y pensar siempre en el otro. La propia felicidad consiste en ver felices a quienes uno quiere.
En el amor hay que ser humilde para reconocer errores. Agradecer y pedir perdón. Y para no estar pidiendo perdón a cada rato, lo mejor es no hacer daño y evitar las situaciones de conflicto. Tan sencillo como eso.
El Papa Francisco nos dice: “El secreto es que el amor es más fuerte que el momento en que se pelea, y por eso aconsejo a los esposos: no terminen el día en que pelearon sin hacer las paces, siempre”. Pedir perdón, agradecer y pedir por favor. Los secretos de una sana convivencia.
Los chilenos somos de “mecha corta”, bajo umbral de tolerancia, de irritarnos o dejarnos irritar con facilidad. Eso debe cambiar. Reaccionamos mal ante la más mínima provocación. Y en el amor, fatal. Un buen propósito de año será mejorar el trato. Comenzar en la propia familia. Un servicio a la sociedad valioso y hoy, altamente necesario.